Hacía mucho tiempo
que no veíamos a Sean Penn protagonizando alguna película, por lo que da la
sensación de que dedica más tiempo a su carrera como director que, por cierto, no
lo hace nada mal. En esta ocasión, el actor ha querido probar suerte en el género de
ación y thriller con el papel protagonista en el trabajo del francés Pierre Morel,
“Caza al Asesino”. Un largometraje que parte de una idea interesante, un elenco actoral de
lujo y los medios necesarios para ser todo un taquillazo, pero aquellas
pretensiones se han quedado sobre papel mojado.
Jim Terrier (Sean
Penn) es un mercenario que lleva a cabo un importante atentado en la República
Democrática del Congo, hecho que le obliga a abandonar a su pareja, Annie (Jasmine Trinca), que se queda en compañía de
uno de sus amigos, Félix (Javier Bardem).
Después de ocho años, ha dejado su anterior vida para colaborar en una ONG,
pero es atacado por un grupo que intenta a toda costa matarle. Terrier cree
haber sido traicionado por la organización en la que participaba, por lo que
intentará averiguar quién pretende deshacerse de él.
No estamos
acostumbrados a ver al afamado actor participar en un filme que se estrella
según pasan los minutos. Una coproducción entre Reino Unido, Francia y España
basada en la novela del escritor galo Jean-Patrick Manchette, “Cuerpo a Tierra”
(1982) y que cuenta con Penn no sólo como coguionista, puesto que se encargó de
darle más profundidad a los personajes, sino que también es coproductor al
haber tirado de su agenda de amistades para los restantes papeles, una
aportación que al final será el único punto fuerte de la película. Tierre no
despierta interés por más empeño que le ponga. Su actuación se salva en las
escenas dramáticas, en donde vemos al artista desenvolverse con mayor
facilidad, pero no consigue poner toda la carne en el asador cuando la
violencia tiñe la pantalla.
Tediosa en sus casi 2
horas de metraje, sólo se salvan Bardem e Idris Elba, con unas interpretaciones
más que decentes, aunque hay que tener en cuenta que ambos ya tienen experiencia
en este género. Para el artista español, ésta supone su primera colaboración
con Penn, para quien está trabajando actualmente en su nueva cinta, “The Last
Face”, junto a Charlize Theron. Nos cuesta encontrar una explicación por la que
nuestro actor más internacional haya aceptado participar en “Caza al Asesino”,
ya que el proyecto no aporta absolutamente nada a su carrera. Eso sí,
descartamos por completo que lo haya realizado por el simple hecho de que parte
de la trama se sitúe en España.
El cine de acción
siempre nos da momentos de gran entretenimiento y en muchas ocasiones hemos
disfrutado de grandes historias, pero éste no es el caso. La idea es
desaprovechada al máximo, además de incluir todo tipo de clichés
sobreexplotados. Las escenas más violentas consiguen captar parte de nuestra
atención, pero no hay sorpresas, es más de lo mismo. Previsible hasta el final,
contiene un clímax irrisorio, aunque tal vez se deba al uso de los estereotipos
españoles más populares: los toros. Sí, los últimos minutos se suceden entre
los pasillos y cuadras de la Monumental de Barcelona, aunque en la plaza no se
celebren corridas desde 2011. Para Morel no supone ningún problema, porque, para
alcanzar su objetivo, toma imágenes de la Feria de San Isidro de Madrid, aun
dejando al aire detalles que lo delatan, como la bandera de la comunidad. Un
despiste que justifican queriendo dar un supuesto toque de humor. Por supuesto,
ésto queda entre los españoles, puesto que fuera de nuestras fronteras pasará
desapercibido. Pese a ello, la película no se ha librado de las pésimas
críticas que está recibiendo y mucho menos de las carcajadas que más de un
espectador autóctono soltará cuando llegue a tan ridículo final.
Como habitualmente
decimos, “Caza al Asesino” es de esos largometrajes que se disfrutan una tarde
de domingo en nuestras casas, pero, más allá de eso, defrauda incluso a los
amantes del buen cine de acción.
Lo mejor: las actuaciones tanto de Javier Bardem como de Idris
Elba.
Lo peor: su falta de originalidad, que resta dinamismo a una
producción de casi 2 horas.
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